miércoles, 15 de febrero de 2012

Experimentos Un robot sensible inspirado en la película Avatar



NUEVO PLANETA PARA SOBREVIVIR

Gracias a las investigaciones de un grupo de científicos del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y del Instituto de Astronomía Max Planck, se descubrió este nuevo planeta a una distancia de 36 años luz, lo que equivale a unos 345,6 billones de kilómetros. A partir de ahora el nuevo planeta, que ha sido bautizado con la denominación HD85512b, pasa a formar parte de la corta y selecta lista de planetas con altas posibilidades de ser habitables.

Este nuevo planeta descubierto es muy similar a la Tierra. Es tres veces más grande que nuestro mundo y todo parece indicar que su atmosfera podría contener oxígeno y nitrógeno. Además se encuentra a la distancia precisa de su estrella –una enana blanca de la constelación Vela- que permite la existencia de agua en estado líquido en su superficie, lo que a su vez podría significar la presencia de nubes y un clima semejante al nuestro.

Al igual que el Gliese 581G, otro de los planetas posiblemente habitables, el HD85512b ha sido encontrado gracias al High Accuracy Radial Velocity Planet (HARPS), que se encuentra instalado en el Observatorio Europeo del Sur (ESO) y está ubicado en Chile.

Los estudios sugieren que este nuevo planeta no solamente tiene altas posibilidades de ser habitable, sino que también podría albergar alguna forma de vida. Debido a las características del mismo, su orbita circular y estable que le otorgan un clima sin variaciones bruscas y sumado a que es un planeta por lo menos mil millones de años más antiguo que la Tierra; es muy probable que exista algún tipo de vida en el HD85512b.

Pero la humanidad deberá esperar unos cuantos siglos para poder siquiera pensar en enviar una sonda que le permita explorar este planeta. Si bien en términos astronómicos es un planeta cercano al nuestro, la distancia que nos separa resulta inalcanzable para cualquier nave que el hombre es capaz de construir con las tecnologías actuales.  

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Los expertos han indicado que el robot, bautizado como Telesar V, es una máquina capaz de moverse de la misma forma que un ser humano y es operado remotamente mediante una especie de traje que registra los movimientos de su operador y los transmite al robot, que se limita a repetirlos. Este control incluye los movimientos de las extremidades, cabeza y manos, permitiéndole asir o manipular objetos de forma remota.
Además, el robot puede proporcionar a su operador un flujo de datos, mediante el uso de un casco de realidad virtual que le permite ver lo que las cámaras, instaladas al modo de ojos, registran y oir lo que los micrófonos captan. Del mismo modo, unos sofisticados guantes de poliéster le hacen 'sentir' lo que el robot esté tocando.


En cuanto a su utilidad, los científicos han señalado que Telesar V podrá introducirse en ambientes donde el ser humano no pueda hacerlo por cuestiones de seguridad, como en el caso de una explosión nuclear. Según ha explicado su creador, Susumu Tachi, al 'Daily Telegraph', el robot "será capaz de llegar a lugares demasiado peligrosos para los humanos y cumplir tareas que requieran una habilidad humana".


El equipo que ha llevado a cabo este proyecto lo compara con los protagonistas de la película de James Cameron 'Avatar'. En el filme los soldados estadounidenses participan en un programa en el que sus mentes se pueden transportar a cuerpos artificiales y eran capaces de controlar de forma remota los organismos genéticamente modificados de una raza extraterrestre.


Fuente: EUROPA PRESS


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Los expertos se preparan para el hallazgo de vida extraterrestre







Conjunto de telescopios Allen.
El descubrimiento de cualquier forma de vida extraterrestre sería uno de los mayores acontecimientos en la historia de la humanidad. Fuera vida inteligente o no, cambiaría de forma radical la percepción personal de cada uno y la de nuestro lugar en el universo. De eso están seguros todos los científicos y pensadores reunidos por la Royal Society británica en Londres para analizar la fase actual de los esfuerzos para detectar vida extraterrestre y las consecuencias que tendría esta detección para la ciencia y la sociedad. En la reunión se propuso una nueva escala, la escala de Londres, para evaluar cualquier anuncio de vida extraterrestre.


El análisis de las posibles consecuencias varía más. Se pueden esperar reacciones de miedo y alboroto, pero también de calma y placer, dependiendo de cómo sea la forma de vida descubierta y la distancia a la que se encuentre, señala Albert Harrison, de la Universidad de California. Como los métodos influyen tanto en los posibles hallazgos, los descubrimientos más probables son de vida microbiana o similar en nuestro Sistema Solar, o de transmisiones electromagnéticas desde algún punto mucho más distante. En ambos casos, serían hallazgos sensacionales pero minimalistas, que no afectarían a la vida cotidiana.


El paleontólogo y experto en evolución Simon Conway Morris, de la Universidad de Cambridge, se prepara para lo peor. Así tituló su intervención en la reunión de Londres. Las biosferas extraterrestres pueden ser muy similares a la terrestre y entonces sería inevitable que emergiera la inteligencia, y nos encontraríamos con civilizaciones parecidas a las nuestras, con todas sus características negativas. Conway esgrime argumentos evolutivos para señalar que este escenario le parece muy poco probable. El opuesto, por el que se inclina, es que estamos completamente solos en el Universo.


Sin embargo, el cambio de paradigma que supuso desde 1992 la detección de planetas fuera del Sistema Solar (ya van 500 identificados) hace pensar a muchos que las generaciones actuales pueden llegar a ver la firma de la vida en otro lugar distinto de la Tierra. Aunque "la astrobiología es el estudio de las cosas que no existen", según una cínica definición muy popular en el mundo científico, su convergencia con el veterano enfoque SETI (programas de búsqueda de inteligencia extraterrestre) es un hecho y marca la nueva fase.


SETI, que intenta detectar señales extraterrestres, cumplió 50 años en 2010 sin conseguir su objetivo. Frank Drake, su impulsor, piensa que es preciso mantener una gran amplitud de miras sobre dónde y qué buscar, y reconoce que las hipótesis utilizadas hasta ahora han sido ingenuas. La búsqueda ya se ha ampliado de las ondas de radio a las señales ópticas e infrarrojas, pero Drake cree que mientras no se puedan detectar directamente "las luces de las ciudades por la noche" en otras civilizaciones, dependemos de que éstas quieran dar pruebas de su existencia con potentes emisiones intergalácticas. Siempre optimista, se pregunta: "¿Existirá una red de civilizaciones intercomunicadas, una versión real del Internet galáctico mítico?

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